Tema libre

 Jornadas de un escritor- Conferencia de Carlos Fuentes en el CC Borges

  No leí demasiado de Carlos Fuentes. Hace unos días me compré La muerte de Artemio Cruz y planeo leerlo cuando termine el de Faulkner. Lo poco que leí de Fuentes fue crítica literaria: allá, en Puán, creo que un artículo sobre Girondo y todo el tiempo en Latinoamericana II mencionaban la importancia de este escritor. Pero claro, uno no puede leer de todo y todo el tiempo así que lo fui relegando, junto a una innumerable cantidad de autores y obras que sé que no puedo dejar de leer.

  Aún así, el lunes, en el Borges, cuando entró y se paró frente a un atril y la gente aplaudió efusivamente, algo en la garganta, cómo me puedo emocionar por ver a un escritor al que nunca leí, hasta qué punto mi hipocresía cultural o mi capacidad de empatía con los otros cientos de lectores genuinamente entusiasmados. Fuentes habla de su propia organización cotidiana de agenda, de sus cuatro o cinco horas de escritura diaria, de su árbol genealógico, de su repudio a los escritores que usan fórmulas, de América Latina, del rol del intelectual, del imaginario del mundo si no hubiese existido el Quijote, de los escritores que manifiestan escribir para el pueblo (respeta mucho más, dice, a los que escriben para sí mismos o conviven con la incógnita del para quién), de sus muertos queridos, de México, de la adolescencia en Buenos Aires y el cariño que guarda por esta ciudad.

La conferencia dura alrededor de una hora; al término puedo aplaudir con más fundamento que al comienzo. Pienso que muchas de las cosas que más hicieron a mi formación (y a cuántos les habrá pasado lo mismo) no tienen lugar en un curriculum académico.